Quizás suene un poco contradictorio dada las circunstancias, lo que he escuchado de la gente a quienes les he preguntado y lo que informan algunos medios impresos de la Península, que muy ilusos están pidiendo la revocatoria del Alcalde de La Libertad. Qué lejos están de la realidad, por muy negativa que se le presente la situación, por mucha corrupción a juicio de los detractores, revocar no es el camino que veo en el futuro de nuestra ciudad que tantas necesidades tiene, esa no es la solución más apropiada, pero quisiera proponer una salida mucho mejor, y recordando las palabras de unos consejeros matrimoniales que decían: “Cuando una pareja está con problemas serios la salida más fácil que ellos buscan es la separación, y esa no es la mejor medida, lo más difícil es afrontar la situación, la comunicación de parejas, hay que hablar de sus discrepancias y cuando lo hagan hay que ir desarmados (sin prejuicios uno en contra del otro) de tal manera que cada uno acepte sus errores y reconozca que sólo con la comunicación positiva, y el entendimiento de la situación, cada uno aceptará sus errores y pondrá de su parte para sacar adelante la situación”.
Ahora bien, ¿qué nos queda ante esta escabrosa situación?, ¿quiénes son los responsables de que se haya puesto “color de hormiga”? Nosotros nos equivocamos al elegir probablemente al menos idóneo para dirigir los destinos de la ciudad, pero no por eso debemos abandonarlo a la suerte de los leones, todos somos responsables de lo que suceda de aquí en adelante, nada ganamos con hacer leña del árbol caído, con el hecho de darle la espalda a la circunstancia y decir que lo boten, como si fuéramos verdaderos fariseos dejando que la historia juzgue lo apropiado o no del procedimiento. Por otro lado, ¿qué esperaremos después de la revocatoria?, ¿una verdadera cacería de brujas? porque allí no termina todo, lo que tengamos por delante también será una situación muy compleja, hay que estudiar bien la constitución y no especular nada al respecto.
Pero ese no quisiera que sea el tema de discusión de estas líneas, lo que debe hacer nuestro Burgomaestre es poner las barbas en remojo, ya que su situación no es la más apropiada que digamos, le pido firmemente una rectificación a su proceder. Por los pasillos de la Alcaldía se dicen muchas cosas malas, su propia gente le canta las cuarenta, pero no dejarán de ser chismes de pasillo ya que creo que él es un hombre pensante y sabrá actuar mesuradamente. Lo que se viene no es precisamente una revolución, el pueblo es el verdadero mandante y está con un malestar que hay que atender, no lo subestimemos; hay que rectificar en lo que se atiende como prioridad en la obra social, dejemos de ser politiqueros y pongámonos a trabajar, que sea estos meses de una especie de examen de conciencia y resultados previos, que nos dé factores claves de la verdadera propuesta. Cuando un candidato se ha rodeado de gente que tiene fuerza de choque, que actuó muy bien probablemente en la campaña pasada, con garra y espíritu luchador, típico de los barrios bajos, esa gente no sirve para administrar la cosa pública, se debe buscar a personas idóneas, porque el resultado lo estamos evidenciando. ¿Qué le podemos pedir a un capataz de cuadrilla? ¿Que nos resuelva esto con un plan de contingencia? Sin duda este fulano escogerá a los malos y mal encarados de su grupo para ir a pelearse a puños limpios con los que hablen mal del jefe, díganme, ¿esa es la solución que todos queremos? La Libertad que todos queremos está lejos de serla. Quitémonos las vendas de los ojos, apliquémonos en este proceder con soluciones inteligentes. Y tan optimista quisiera estar, que creo que en un año que ha pasado no podemos decir que no vemos la obra, como si de un toque mágico la ciudad se vuelva un paraíso, no obstante, permítanme insistir, y no quisiera predestinar un lamento posterior mucho más grave, porque la terquedad fue la decisión que se les ocurrió al equipo y su líder. Por eso es que no tenemos salidas viables o decisiones inteligentes.
Planificación, lo he venido diciendo y solicitando de varias maneras, conformen un verdadero equipo de trabajo, con gente capaz, que ame a la ciudad, que conozca de la problemática, que tenga la vocación de servicio. Hagamos una reunión donde se den cita la junta cívica, comité de veedurías, los líderes barriales, empresarios responsables, y demás autoridades preocupadas de la situación caótica en la que se encuentra la ciudad; presentemos propuestas, esquematicemos las propuestas, hagamos un listado de las prioridades a tender, y luego elaboraremos el borrador para la entrega al Sr. Alcalde, ayudémoslo a que salga de este atolladero en el que se encuentra. Sólo así podríamos tener a La Libertad que todos queremos.