Siempre que en reuniones de amigos a alguien se le ocurría rayar a un amigo, y este respondía de una manera inapropiada, todos hacían la gran chacotada gritando a voz en cuello “El que se pica pierde”, incluso esto enfurecía a quien estaba siendo atacado molestándose por lo que en algunos casos era cierto, en esa relación de grupos de amigos, se decía también que para estar en la onda hay que tener dos camisas: una para atacar y la otra para aguantar; lamentablemente no tenemos esas dos camisas o sólo usamos la que nos conviene.
Esta vieja práctica de antaño y que aún se mantiene entre reuniones de amigos pareciera que la han adoptado algunos que por motivos de algún rallón están siendo aludidos y estos a su vez reaccionando de manera inapropiada tratando de contrarrestar incluso con la hasta fuerza, gritando, escribiendo improperios y llegando a amenazas con cierto grado de violencia. Lamentablemente el proceder de estas personas está siendo monitoreada por otros y que por razones valederas o no, consideran su derecho a emitir un criterio de lo bueno o malo, especialmente de lo malo que se está haciendo, y con mayor fuerza atacando a los políticos de turno.
¿Que tendrían que hacer entonces mis estimados amigos? Antes que reaccionar de forma violenta, sepan ordenar la casa, hacer el bien, cumplir con los postulados que propusieron en sus campañas, velar por el bienestar de sus conciudadanos, que su trabajo se vea reflejado en la satisfacción de la comunidad. Antes no existían los recursos de la internet, la inmediatez de la comunicación y la participación activa de la gente en busca de obras en beneficio de su sector; la gente simplemente se quejaba, y con un par de cuentos se callaban las voces, hoy existen una infinidad de recursos altamente tecnológicos y se puede propagar las cosas buenas y las malas, pero las malas se difunden con mayor profundidad. Entonces, antes de sentirse aludidos y molestos por lo que comenten acerca de vuestra gestión como personajes públicos debe entender que la gente ya no cree en las viejas prácticas, lo palpable debe estar a la vista, no cometer atropellos, estar junto al pueblo ya no es simplemente buscar al niño pequeño y tomarlo en brazos y sacarse una fotografía, no es abrazar al más desposeído y sonreír a la cámara. Ahora es hacer una gran obra con todos los requerimientos legales y honestos, propagarla a los cuatro vientos, que la gente sienta que ha cambiado su estilo de vida, que pueden disfrutar de lo que tiene cerca de ellos y que puede agradecer a quien lo hizo.
No obstante las redes sociales se encargarán de propagar supremamente ese hecho, y lo calificarán, lo comentarán, es más dirán la forma en que se debió hacerlo, porque ahora esta generación tiene experiencia en el consumo político, su opinión cuenta porque se lo están diciendo a sus amigos y estos a los amigos de los amigos, y seguirá propagándose su comentario. Esto es lo que los entendidos llaman el ”Social Media”
Esta vieja práctica de antaño y que aún se mantiene entre reuniones de amigos pareciera que la han adoptado algunos que por motivos de algún rallón están siendo aludidos y estos a su vez reaccionando de manera inapropiada tratando de contrarrestar incluso con la hasta fuerza, gritando, escribiendo improperios y llegando a amenazas con cierto grado de violencia. Lamentablemente el proceder de estas personas está siendo monitoreada por otros y que por razones valederas o no, consideran su derecho a emitir un criterio de lo bueno o malo, especialmente de lo malo que se está haciendo, y con mayor fuerza atacando a los políticos de turno.
¿Que tendrían que hacer entonces mis estimados amigos? Antes que reaccionar de forma violenta, sepan ordenar la casa, hacer el bien, cumplir con los postulados que propusieron en sus campañas, velar por el bienestar de sus conciudadanos, que su trabajo se vea reflejado en la satisfacción de la comunidad. Antes no existían los recursos de la internet, la inmediatez de la comunicación y la participación activa de la gente en busca de obras en beneficio de su sector; la gente simplemente se quejaba, y con un par de cuentos se callaban las voces, hoy existen una infinidad de recursos altamente tecnológicos y se puede propagar las cosas buenas y las malas, pero las malas se difunden con mayor profundidad. Entonces, antes de sentirse aludidos y molestos por lo que comenten acerca de vuestra gestión como personajes públicos debe entender que la gente ya no cree en las viejas prácticas, lo palpable debe estar a la vista, no cometer atropellos, estar junto al pueblo ya no es simplemente buscar al niño pequeño y tomarlo en brazos y sacarse una fotografía, no es abrazar al más desposeído y sonreír a la cámara. Ahora es hacer una gran obra con todos los requerimientos legales y honestos, propagarla a los cuatro vientos, que la gente sienta que ha cambiado su estilo de vida, que pueden disfrutar de lo que tiene cerca de ellos y que puede agradecer a quien lo hizo.
No obstante las redes sociales se encargarán de propagar supremamente ese hecho, y lo calificarán, lo comentarán, es más dirán la forma en que se debió hacerlo, porque ahora esta generación tiene experiencia en el consumo político, su opinión cuenta porque se lo están diciendo a sus amigos y estos a los amigos de los amigos, y seguirá propagándose su comentario. Esto es lo que los entendidos llaman el ”Social Media”