martes, 12 de julio de 2011

EL PRECIO QUE HAY QUE PAGAR

Todo tiene un precio, es el adagio que reza en cualquier comentario cuando sucede algo sea esto bueno o malo, para obtenerlo en la vida existen sacrificios, ya que detrás de los logros hay una cantidad de acciones que se han forjado para conseguir lo que se necesita para llegar el bienestar; no obstante en nuestra provincia con la obtención de la calidad de provincia # 24, los frutos han sido innumerables, pero consigo han venido a subrayarse y porque no decirlo hasta agudizarse los problemas. Si antes el asfaltado de las calles era un problema, no era emergente, nuestra comunidad estaba un tanto acostumbrada a caminar por las calles polvosas como en los pueblos del interior, y decíamos que mucho dependíamos de los gobiernos de turno que no atendían nuestros requerimientos, incluso llegábamos a pensar que vivíamos en un sitio como arrinconados y por eso no nos miraban desde el punto de vista político, nuestra cultura era esa, pensar que otros debían hacer las cosas, ahora esta situación está cambiando para bien.


Con la lucha por la provincialización llegamos a estar en la mira de muchos, con buenas y malas intenciones, han llegado de distintas partes como repitiéndose la historia de hace algunas décadas atrás cuando sonó el boom del petróleo. Llegaron desde otras provincias y de los países vecinos, pero los tiempos de antes como dicen los abuelos no son iguales a los de ahora, esto ha generado una ola de cosas inéditas que no se veían y que las mirábamos en los canales de televisión porque sucedían en otras ciudades, ahora estamos a la orden del día con el secuestro, el robo, el ataque armado y que más tendremos que ver para que ya no nos asombre lo sucedido. Aquí me lleva a la reflexión la famosa “teoría del caos” que consiste en el reordenamiento de las cosas producto de la irrupción de nuevos preceptos producto del modernismo, el rompimiento de barreras de todo orden y axiomas que seguro son el precio de ser una nueva provincia, y es que el caos no consiste en que cunda el pánico y corramos como locos sin cesar, sino de aprender a mirar con objetividad lo sucedido, reflexionar sobre lo que vendrá, porque seguro ocurrirán peores cosas como lo sucedido el lunes 27 en el tranquilo y apacible barrio de Las Acacias, porque aún está en mi retina la calles polvosas de este barrio y que el Alcalde tuvo la iniciativa de atender y luego de esto… Ocurrió el suceso.


Esto no quiere decir que por cada obra ocurrirá algo malo, de ninguna manera, esto es fortuito porque pudo pasar en otro lugar, algo que me refiero es que si no atendemos al proceso de cambio, la planificación de acciones conjuntas con autoridades, líderes barriales, policía veedurías ciudadanas, etc., para atender urgentemente a la situación y atacarla de frente, la inseguridad está haciendo presa de nuestra provincia y sólo preguntarle a unas cuantas personas podremos saber que hay una muy profunda preocupación por lo que está sucediendo. Tener en cuenta el mal que está causando esto ahora que las cosas pueden ser atendidas con decisión firme y no nos convirtamos en la sede oficial de los malandrines y después no podamos erradicar el mal porque se convertirá en un cáncer terminal.

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