
Durante 45 días de campaña fuimos testigos de una serie de acciones tendientes a captar el voto de uno u otro candidato a las diferentes dignidades de nuestra naciente provincia de Santa Elena, unos ilusos y otros que desde ya se sentían ganadores; otros aventureros, sembradores de proyectos políticos y hasta miopes que querían ver el triunfo muy cerca cuando en realidad era un espejismo.
Fueron largas jornadas del quehacer político que unió a la gente en un solo sentir para votar por una ideología: El rescate de la provincia, muchos creímos en esta tesis que, para unos estaba bien sustentada y para otros sin argumentación porque la “patrona” si estaba haciendo bien las cosas, pero allí no estaba el meollo del asunto, poco a poco se fue vislumbrando acciones que antes se habían dado en la vieja partidocracia, aquella que nuestro mandante ya no creía, y que pensó que estaba enterrada, pero existe un argot que dice: Vino viejo en botella nueva, y eso pasó, utilizaron las viejas prácticas en nuevos escenarios. ¡Caímos! Nos engañaron, y engañaron al pueblo que ese domingo 26 de abril con todo el fervor cívico que nos puso de manifiesto una campaña opaca que el CNE promovía desde los diferentes recursos mediáticos que conocemos.
Por otro lado se fraguaba una trampa para hacernos caer en su maraña de actos dignos de aplauso, porque fueron “los verdaderos actores de la democracia” y no el soberano que se pronunciaba aquel soleado día en que acudimos a decirle al Ecuador entero que estábamos a favor de la tesis del Presidente, y por ello hubo una sola vuelta; pero también con la tesis del rescate de nuestra provincia. Las razones fueron muchas, prepotencia, discriminación, olvido, engaño y muchas otras razones que se han discutido a lo largo de debates, propuestas políticas, tribunas en los barrios, entrevistas en las radios y ciertos periódicos que si dieron una apertura al análisis de pensamiento electorero. Pero aquello no sirvió de nada, ya estaba fraguada la maldad, y ahora todos nos preguntamos, ¿cuando nos darán los resultados que esperábamos ver y oír? Por otro lado los Libertenses nos sorprendimos cuando un candidato a Alcalde del anonimato empezó a meterse en el corazón de su gente, con propuestas serias y concretas, eso decía la gente al principio, este ilustre caballero que no conoce su pueblo, pero en el trayecto se fue ganado a su pueblo y fuimos testigos de la multitudinaria caravana que respaldó su propuesta aquel miércoles y jueves en que se terminó la acción política, la gente que lo apoyaba ya se sentía ganadora. Pero su mas acérrimo contendor se frotaba las manos como diciendo les vamos a aguar la fiesta y no saben cómo.
Aquel día domingo hubo de todo como en botica, miembros de la junta receptora del voto que fueron ubicados bajo una consigna, entrega de cuatro papeletas menos las de Alcaldía y Prefectura, este procedimiento justamente a aquellos que no advertían el fraude, y cuando llegaban sus compinches, zuas!! Allí estaba el merengue, y lo bailaron en las narices del soberano, y el soberano pensó que no pasaba nada. Los delegados de los movimientos políticos que no eran delegados, sino unos intrusos que entre gallos y media noche se disfrazaron de seguidores, eran lobos con piel de oveja, y nadie se dio cuenta. La junta intermedia; pero ¡intermedia de que o para que!, ¿para transparentar el proceso? Si más bien lo han opacado, los delegados no pudieron observar nada, y cuando la desesperación, el cansancio y la incertidumbre pudo más, abandonaron el barco uno a uno, y claro, esa era la consigna, y muchos se preguntaban, ¿que hacemos aquí?, si mejor estamos en nuestras centrales, o mejor dicho, vamos a nuestras casas porque en este lugar no vamos a saber nada. Mejor escuchamos por la radio los resultados.
Un momento… ¡La Radio! Fue otra actriz política porque empezaron también a difundir desde una cabina que ya “tenían a los ganadores” que el pueblo había triunfado, por otro lado una cadena de emisoras serias entregaba información desde la voz sus actores políticos y desde la fuente oficial de la Internet. Y por esto todos se pronunciaban como repudiando la desinformación que ese domingo por la noche se generó, incluso salieron a las calles a realizar la tradicional caravana del triunfo, para ocultar lo que no se ha podido ocultar, lo que el pueblo grita con voz en pecho, pero que las diferentes autoridades se han hecho de oídos sordos, cómo se puede confiar en las autoridades si no han hecho nada para frenar este atropello. Y de última hora, se han quemado unas urnas en el Teatro Rubira Infante, en un conato que deja mucho que desear sobre la forma en que se han aferrado a ese puesto. ¿Acaso no nos damos cuenta que quienes pierden somos nosotros? Nos dieron por ingenuos, hasta a aquellos seguidores de la lista problemática deben estar reflexionando si este proceder es adecuado, sino, significa que estuvieron confabulados y eso es todavía más grabe, ¿que esperamos del futuro de nuestra naciente provincia? Sin duda usted amigo lector puede sacar sus propias concusiones a este capítulo amargo que todos queremos que se termine y nunca más vuelva a suceder, porque nos han manchado nuestra honra, nos han pisoteado nuestra ilusión. Pero somos un pueblo altivo que demostró en Villingota de lo que somos capaces, juntos contra el mundo si es necesario, por nuestro bienestar.
“Los políticos malos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su pueblo.”
Fueron largas jornadas del quehacer político que unió a la gente en un solo sentir para votar por una ideología: El rescate de la provincia, muchos creímos en esta tesis que, para unos estaba bien sustentada y para otros sin argumentación porque la “patrona” si estaba haciendo bien las cosas, pero allí no estaba el meollo del asunto, poco a poco se fue vislumbrando acciones que antes se habían dado en la vieja partidocracia, aquella que nuestro mandante ya no creía, y que pensó que estaba enterrada, pero existe un argot que dice: Vino viejo en botella nueva, y eso pasó, utilizaron las viejas prácticas en nuevos escenarios. ¡Caímos! Nos engañaron, y engañaron al pueblo que ese domingo 26 de abril con todo el fervor cívico que nos puso de manifiesto una campaña opaca que el CNE promovía desde los diferentes recursos mediáticos que conocemos.
Por otro lado se fraguaba una trampa para hacernos caer en su maraña de actos dignos de aplauso, porque fueron “los verdaderos actores de la democracia” y no el soberano que se pronunciaba aquel soleado día en que acudimos a decirle al Ecuador entero que estábamos a favor de la tesis del Presidente, y por ello hubo una sola vuelta; pero también con la tesis del rescate de nuestra provincia. Las razones fueron muchas, prepotencia, discriminación, olvido, engaño y muchas otras razones que se han discutido a lo largo de debates, propuestas políticas, tribunas en los barrios, entrevistas en las radios y ciertos periódicos que si dieron una apertura al análisis de pensamiento electorero. Pero aquello no sirvió de nada, ya estaba fraguada la maldad, y ahora todos nos preguntamos, ¿cuando nos darán los resultados que esperábamos ver y oír? Por otro lado los Libertenses nos sorprendimos cuando un candidato a Alcalde del anonimato empezó a meterse en el corazón de su gente, con propuestas serias y concretas, eso decía la gente al principio, este ilustre caballero que no conoce su pueblo, pero en el trayecto se fue ganado a su pueblo y fuimos testigos de la multitudinaria caravana que respaldó su propuesta aquel miércoles y jueves en que se terminó la acción política, la gente que lo apoyaba ya se sentía ganadora. Pero su mas acérrimo contendor se frotaba las manos como diciendo les vamos a aguar la fiesta y no saben cómo.
Aquel día domingo hubo de todo como en botica, miembros de la junta receptora del voto que fueron ubicados bajo una consigna, entrega de cuatro papeletas menos las de Alcaldía y Prefectura, este procedimiento justamente a aquellos que no advertían el fraude, y cuando llegaban sus compinches, zuas!! Allí estaba el merengue, y lo bailaron en las narices del soberano, y el soberano pensó que no pasaba nada. Los delegados de los movimientos políticos que no eran delegados, sino unos intrusos que entre gallos y media noche se disfrazaron de seguidores, eran lobos con piel de oveja, y nadie se dio cuenta. La junta intermedia; pero ¡intermedia de que o para que!, ¿para transparentar el proceso? Si más bien lo han opacado, los delegados no pudieron observar nada, y cuando la desesperación, el cansancio y la incertidumbre pudo más, abandonaron el barco uno a uno, y claro, esa era la consigna, y muchos se preguntaban, ¿que hacemos aquí?, si mejor estamos en nuestras centrales, o mejor dicho, vamos a nuestras casas porque en este lugar no vamos a saber nada. Mejor escuchamos por la radio los resultados.
Un momento… ¡La Radio! Fue otra actriz política porque empezaron también a difundir desde una cabina que ya “tenían a los ganadores” que el pueblo había triunfado, por otro lado una cadena de emisoras serias entregaba información desde la voz sus actores políticos y desde la fuente oficial de la Internet. Y por esto todos se pronunciaban como repudiando la desinformación que ese domingo por la noche se generó, incluso salieron a las calles a realizar la tradicional caravana del triunfo, para ocultar lo que no se ha podido ocultar, lo que el pueblo grita con voz en pecho, pero que las diferentes autoridades se han hecho de oídos sordos, cómo se puede confiar en las autoridades si no han hecho nada para frenar este atropello. Y de última hora, se han quemado unas urnas en el Teatro Rubira Infante, en un conato que deja mucho que desear sobre la forma en que se han aferrado a ese puesto. ¿Acaso no nos damos cuenta que quienes pierden somos nosotros? Nos dieron por ingenuos, hasta a aquellos seguidores de la lista problemática deben estar reflexionando si este proceder es adecuado, sino, significa que estuvieron confabulados y eso es todavía más grabe, ¿que esperamos del futuro de nuestra naciente provincia? Sin duda usted amigo lector puede sacar sus propias concusiones a este capítulo amargo que todos queremos que se termine y nunca más vuelva a suceder, porque nos han manchado nuestra honra, nos han pisoteado nuestra ilusión. Pero somos un pueblo altivo que demostró en Villingota de lo que somos capaces, juntos contra el mundo si es necesario, por nuestro bienestar.
“Los políticos malos e interesados se preocupan mucho más de la seguridad de sus puestos que de la seguridad de su pueblo.”
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